Donde el amor fuera la tónica del existir,
Pero al perseguir mis nubes de sueños,
Sólo escuché disonancias por seguir.
Remontar en suave brisa del amanecer,
Y sólo encontré rudos vientos
Que lograron mis alas deshacer.
Cubriendo de oro mi mirar,
Y solo obtuve de sus quemantes rayos,
Calor que mi piel hizo marchitar.
Asomándose a mi ventana,
Y en su lugar surgió resplandeciente pedernal
Que extrajo el néctar de mi vena.
Entonando melodías de amor,
Y solo recibí pasmoso trueno
Que laceró eternamente mi corazón.
Hasta que se hizo hielo mi canción.
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