viernes, 21 de enero de 2022

¿QUIERES CRECER EN LA GRACIA Y SER UN CRISTIANO DEVOTO?

Te aseguro, que si lo deseas, no podrías hacerte una pregunta más importante que ésta : ¿Oras?
Me pregunto si oras porque el descuido de la oración es una gran causa de las recaídas. Es cierto que existen las recaídas después de haber hecho una buena profesión de fe. Los hombres pueden correr bien durante una temporada, al igual que los gálatas, y luego apartarse tras los falsos maestros (Gálatas 6:1). Los hombres pueden profesar su fe en voz alta, mientras que sus sentimientos son cálidos, como lo hizo Pedro, y luego en la hora de la prueba negar a su Señor (Mateo 26:74-75). Los hombres pueden perder su primer amor como lo hicieron los efesios (Apocalipsis 2:4). Los hombres pueden enfriarse en su celo por hacer el bien, como Marcos, el compañero de Pablo (Hechos 15:37-38). Los hombres pueden seguir a un apóstol por una temporada y como Demas, volver al mundo (2 Timoteo 4:10). Todo esto lo hacen los hombres. Es una cosa miserable tener recaídas.
Ahora, ¿cuál es la causa de la mayoría de las recaídas? Creo que, por regla general, una de las principales causas es el descuido de la oración privada.
Mi opinión es, lo repito claramente, que las recaídas en general, primero se inician con el abandono de la oración privada.
Biblias leídas sin oración; sermones escuchados sin oración; matrimonios contraídos sin oración; viajes realizados sin oración; residencias elegidas sin oración, amistad formada sin oración, la práctica diaria de la oración apresurada o hecha sin el corazón. 
Estos son los pasos hacia atrás por los cuales, muchos cristianos descienden a un estado de parálisis espiritual o llegan al punto en el que Dios les permite tener una caída tremenda.
A menudo, la historia simple de tales casos es la siguiente: Se volvieron descuidados con la oración privada.
Si eres realmente un cristiano, confío en que nunca reincidirás en antiguos pecados. Pero si no deseas ser un cristiano reincidente, recuerda la pregunta que hago: ¿Oras?
J.C. Ryle (1816-1900)

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